viernes, 9 de julio de 2010

La decisión de Paul...Perdón! de Bella





"¿De quién estoy enamorada pulpo Paul?"

Bella pidiendo consejo a auténticos expertos.
Pd: el montaje es moi, no lo he sacado de internete

lunes, 31 de mayo de 2010

Consecuencias de una semana "wonderful"

Después de la “maravillosa” semana de exámenes mi habitación no parecía el habitáculo vital de un ser humano, según fuentes ajenas a él, es decir, mi madre, mi cuarto era una planta de reciclaje de papel.
-Mrs.Cold ¿Has visto tu escritorio?
-No. – Mrs. Cold se hace la loca.
-Yo tampoco.
-¡Anda! Qué casualidad…-dice bajando la voz.
-¿Te das cuenta de cómo está tu cuarto?
-… - temblor en las manos, sudor frío que atraviesa mi espalda y finalmente mirada hacia otro lado.
-¿Sabes por qué no he visto tu escritorio? – niego con la cabeza lentamente el agua del vaso está a punto de entrar en estado de ebullición por culpa de mis nervios o por los poderes mentales de mi madre.
-¡Por qué está lleno de mierda!
-¡¿Mierda?! ¡Mierda!…- resoplido tras resoplido – bueno… eso depende del punto de vista – me toco la barbilla.
-¿Qué punto de vista? ¿El de un enfermo con síndrome de Diógenes?
-Noooo – toma “no” largo.
-¿Vas a limpiar toda la mierda que tienes en el cuarto?
-Mamá…me estás tachando de cerda U_U
-¿Y?
<<>>
-No es justo… por unos días – morritos de pucheritos, nunca fallan – Además… no es mierda, son apuntes.









Suena el teléfono mental “riiiiiig riiiing”
-¡Hola cerebro!
-Mrs. Cold…
-Dime cerebro – voz dulce y feliz.
-Para tu información, los apuntes suelen ser mierda.
-¿Y por qué? - voz ofendida.
-Porque están relacionados con el instituto.
-Ahora todo encaja ¬¬




Mientras tanto en el mundo real.







-¡Mrs, Cold! ¿Me estás haciendo caso?
Poco a poco salgo de mi burbuja.
-No – digo con risa bobalicona – quiero decir ¡SI!
-¡Vete a limpiar tu cuarto!
-¡NO! ¡NO! No dejes que me enfrente a esa marabunta de apuntes yo sola – pucheros one more time – soy tu hija…
-¿Si? No me digas. Pues como soy tu madre te ordeno que limpies.
-Pero si está todo limpio solo hay una torre de apuntes desordenados en la mesa ¿Por qué alarmarse tanto?
Se escucha de pronto un silbido y tras unos segundos algo ha impactado contra el suelo.
-MIS APUNTES!!!-para añadir más dramatismo te imaginas* la música de platoon.
- ¿Vas a limpiar?
-¿Crees que si canto un poco vendrán los pajaritos y lo recogerán todo?
-Hija... creo que me rindo.




























Para aquellos que no tienen imaginación aquí os dejo el link de "platoon"
No os lo tomeis a mal xD








El remedio...

Este fragmento es de una historia que no llegue a escribir ¬¬. Lo he colgado en un montón de sitios y es que lo adoro aunque odio el nombre de la chica xD.
Pues hala, para todos y todas, para ustedes y para ustedas xDDD os dejo este texto sin carño pero con amor, sobre todo "amor"


Shannon salió disparada de la casa de su hermana, sabía que era de noche y que llovía.
A pesar de ese contratiempo sabía lo que hacía. Se quedó parada en el inmenso portal, miró el toldo que era lo único que la separaba de la lluvia, hundió el cuello en la bufanda, introdujo las manos en los bolsillos de la gabardina vieja y se decidió a salir de su escondrijo.
No sabía bien a donde ir, no tenía dinero y las llaves de casa se las había dejado, pero la daba igual esa noche no iba a volver.
La lluvia caía lenta pero sin cesar. Shannon se sentía como cuando era una quinceañera loca y rebelde, pero ahora tenía 22 años, era una adulta y no una cría.
Comprendió que no podía seguir así, la ropa empezaba a estar calada y las lágrimas la calaban.
Los pasos y su cabeza la habían llevado a un sitio conocido, el sitio donde pasaba la mayor parte de su tiempo muy a su pesar.

Stan estaba en la cama, ya era muy tarde pero a él no le importaba pasarse horas y horas pensando en sus cosas, al fin y al cabo eran sus cosas. Stan no se había puesto el pijama, permanecía vestido con la ropa normal, se había desabrochado la camisa y aun llevaba las deportivas puestas. De repente escuchó un ruido, sin embargo no le importaba quien era hasta que agudizo mas el oído, escuchó los pasos, los analizó y descubrió que ese alguien era conocido.

Shannon creyó haber pasado desapercibida, cerró la puerta con sigilo, fue a la cocina y después al comedor y cuando encendió la luz se encontró con Stan que estaba de pie.
-¿no sabía que tenías otro trabajo?-dijo Stan con ironía.- ¿te hizo algo tu chulo?
-vete a la mierda Stan.
-¡Y tu de mi casa!-le dijo este sin darse cuenta de que Shannon lloraba.
-No sé porque he venido aquí. Ha sido una tontería, un impulso.
Stan se dio por fin cuenta.
-Has visto las horas que son-dijo Stan señalando el reloj con guasa-Estas llorando.-afirmó mientras se acercaba a Shannon con cuidado y siguiendo de donde venía la voz de la joven.
-No, estoy acatarrada.-mintió Shannon sin darse cuenta de cómo Stan se acercaba. La chica se quito las lágrimas con la manga de la gabardina.
-Es cierto, ya no tienes lagrimas sin embargo el rastro de estas te delatan.-dijo Stan mientras tocaba las mejillas de la chica.
-¿Y qué? Me llamas puta y ahora intentas consolarme.
-¿Entonces a qué has venido?-le preguntó este apartando la mano con brusquedad.
-Porque llovía, no tenía donde ir y pensé…
-Que como soy ciego no me enteraría de que estas aquí.-interrumpió Stan.
-Sí, lo siento.-dijo con seriedad.-nunca debí de haber aceptado este trabajo .Me preguntó siempre porque lo hice.
-porque te pago bien.-prosiguió Stan irónico.
-No te preocupes Stan ya me marcho y una cosa mas no pienso volver.
-No sé lo que te ha pasado pero sé lo que necesitas.-respondió el joven haciendo parar los pasos de Shannon.
-No conocía esa faceta tuya, la de conocer lo que una persona necesita.
-Necesitas olvidar tu superego para poder dar pasó a lo que te está pasando. Deja que tu ego y tu id se apoderen de ti.-aclaró Stan aunque Shannon se giró y le respondió.
-Nunca se me dieron bien las clases filosóficas. Al grano por favor.
-Necesitas echar un polvo.
-¿Quieres que me vaya a un boys?-preguntó Shannon incrédula.
-Eres un poco corta. Te lo explicare, da la casualidad que cierta persona que está aquí esta igual que tu.-Stan suspiró.- ¡Venga mujer que ya verás que bien nos lo pasamos!
-No me acostaré contigo.-dijo Shannon con poca seguridad.
-Como quieras yo te lo decía para liberar tensiones.
Shannon estaba paralizada, no conocía la reacción para esa situación.
-Ya sé lo que te pasa. Como soy ciego piensas que ya no sé donde tengo que enchufar la manguera.
Shannon no hizo caso al comentario del chico. Dudaba, quería liberar todo, además Stan era guapísimo, cualquier otra chica no se lo habría pensado más de un segundo.
Stan seguía esperando.
Shannon se quitó la gabardina y se abalanzó sobre Stan, este la beso con lujuria y ella disfrutó de aquel beso que sería el comienzo de muchos.
-Te pongo una condición.-dijo Shannon.-no pares.
-Está bien, yo te pongo otra grita todo lo que se te pase por la cabeza, te lo digo porque tengo aun la duda de lo que te pasa.
-Lo veo justo.-espetó Shannon mientras le quitaba a Stan la camisa. El chico metió las manos de bajo del jersey, palpó su cuerpo y dejo llevarse por Shannon .ella acarició la suave piel de Stan. Shannon se quito el jersey y abrió ligeramente las piernas ,Stan se quedo entre ellas y al cabo de un rato ambos estaban completamente desnudos, correteaban por la casa de un lado a otro. Estaban en el salón, Shannon sentía el placer al igual que Stan.
-¡Que piensas!-gritó Stan.
-¡Odio a mi hermana!-jadeó Shannon.- ¡Quiero que sigas! ¡No pares!
-¡No pienso parar! ¡No tengo esa intención!
Y así fue la noche, entre gritos de placer, pensamientos, caricias y besos.
El fuego prendía en la chimenea. Shannon abrió los ojos, estaba tumbada en la alfombra del salón, sentía calor porque cerca de ella estaban las llamas de la chimenea. Respiró y estiró su cuerpo desnudo, ella y Stan estaban arropados por una manta. Recordó poco a poco lo que había ocurrido la noche pasada.
Stan seguía durmiendo como un niño, aunque movió ligeramente el brazo para ver si Shannon estaba aun allí.
-¿quieres más?- preguntó Stan mientras se incorporaba.
-No me importaría pero tengo que trabajar.
-Trabájame a mí que es con quien trabajas.-respondió Stan mientras iba acariciando el costado de Shannon.
-Ojala pudieras verme.-dijo ella sincerándose con el chico.
-Eso no habría evitado que hiciéramos el amor.-respondió Stan con claridad.
-No sabía que así podría liberar tantas cosas.
-Ni yo tampoco si yo te contara el número de espermatozoides que sale…
-¿Crees que me pase gritando?-preguntó Shannon.
-No…aunque si te oyeron los vecinos que se jodan. ¿Fingiste el orgasmo?
-Todo fue real ¿Y tú?
-No, te juro que nunca me he sentido tan hombre.
-me voy a vestir.-dijo Shannon apartando la mano de Stan.
-De eso nada, yo soy ciego. Por mi puedes andar en pelotas siempre que quieras.
-¡Que te lo has creído!-exclamó ella mientras se reía.
-Esta noche he tocado más de lo que he visto en toda mi vida por cierto estas como un queso.-Stan hizo una pausa.-tú no me vas a decir nada, como por ejemplo que la tengo como un tren.
-Basta de decir cochinadas, pareces un crío.
-Soy un crío, al fin y al cabo no veo la realidad.
-Pero la sientes.-contestó Shannon mientras se ponía la camisa de Stan y su ropa interior.
-No, si quiero sentirla no me queda más remedio que fiarme de los demás y como entenderás la confianza vale mucho.
- ¡Qué me vas a decir a mí! ... Voy a preparar el desayuno.
-¡Un café solo por favor!-exclamó Stan desde el salón.-Me das mis gayumbos . Estarán tirados por algún lugar. La lujuria me hace ser un desordenado.
-Eres un desordenado.-afirmó Shannon apoyada en el marco de la puerta.
-Soy ciego.-dijo Stan.
-Toma, póntelos.-dijo Shannon refiriéndose a los bóxer.
-Si antes de que mis vergüenzas se constipen.
-Eso nunca se constipa.-inquirió Shannon desde la cocina.
-Ya lo sé, pero puede perder su magia y ninguno de los dos querrá ¿Verdad?
-Ni de broma.-rio Shannon.

domingo, 30 de mayo de 2010

Pam ( y zombis)

¿Qué les ha pasado a mis vecinos?


-¡Mátalo! – grita ella mientras llora y me mira con desesperación.
Pam se ha levantado del suelo y ha dejado de llorar lo peor de todo es que me ha quitado la escopeta. No consigo verla la cara pero su forma de andar apesta a seguridad, está muy segura, segura de que quiere matarlo. No puedo hacer nada ,veo como su menuda silueta se emborrona en la oscuridad de la calle en la que ella y yo vivíamos, la quiero pero en estos momentos no parece Pam. De pronto escucho una fuerte explosión y veo como cientos de chispas caen porque ha explotado una farola, no veo a Pam, tengo que hacer algo. Sigo sus pasos atravesando la calle y veo como la mayoría de nuestros vecinos están muertos o simplemente ya no son nuestros vecinos, son nuestros enemigos. Noto como he pisado un cuajo de sangre, tal vez debería quitarme el zapato para que no puedan olerme y al agacharme me encuentro con un cadáver desmembrado, no tiene piernas de hecho solo queda un humano de cintura para arriba, siento náuseas pero debo buscar a Pam.


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no te necesito


-¡Hijo de puta! – y después de maldecirlo Pam dispara a bocajarro a la criatura que la mira con deseo. Supongo que pretende devorarla, de hecho saliva más de la cuenta. Tengo la sensación de ver el trayecto de la bala demasiado lento sin embargo impacta en la cara del zombi y al hacerlo un montón de carne vuela cayendo en mi ropa, prácticamente le ha volado la cabeza y sobre su cuello solo queda la mandíbula, la extraña sangre del monstruo salpica a Pam mientras mira el espectáculo grotesco sin mostrar ninguna emoción, no está impactada, ella no es Pam. Lo que quedaba del muerto viviente está de pie pero se tambalea durante unos segundos hasta que cae al suelo .Mi olfato capta un fuerte aroma a descomposición.
Por un momento estoy seguro que Pam será la próxima en caer al suelo pero se mantiene firme e inmóvil, parece que no darse cuenta que está manchada de sangre.
-Pam – digo al mismo tiempo que me acerco a ella y acaricio sus hombros desnudos -¡Oh dios, podrías haber muerto! – Dije mientras la abrazaba – debemos volver olerán la sangre si no nos cambiamos.
Pam no reacciona.
-Pam… ¿Por qué fuiste? Él…él era tu padre.
De pronto me mira y esta vez percibo expresión en su rostro.
-El no era mi padre, mi padre jamás habría matado a su propio hijo, lo que has visto no era más que un monstruo- y tras decir eso me empuja bruscamente y aparta la mirada.
- ¡Basta de esto! ¿No te das cuenta que podrías estar muerta?- continúe – deja de hacerte la heroína.
Sigue sin mirarme su larga y oscura melena oculta sus rasgos es posible que esté llorando.
-¿Heroína? ¿Quién te piensas que soy Vic? – Preguntó – ese monstruo ha matado a mi hermano.
-Al que tú llamas monstruo era tu padre.
-Mírame – me ordena y es cuando me doy cuenta que lo único que mancha su rostro sigue siendo la sangre del zombi – pensabas que lloraba ¿verdad?
Ahora soy yo el que mira hacia otra parte.
-No me veías capaz de matarlo ¿verdad? ¡Mírame Vic!
Asiento con la cabeza.
-Lo sabía ¿Qué pensabas que me derrumbaría y correría a tus brazos?- siguió- no necesito que me protejas, nunca lo he necesitado, tú no eres mi protector. – Pam estalló y reconozco que me estaba haciendo daño.
-Sí, sí que he pensado eso y me he asustado cuando has ido a por esa asquerosa criatura tan decidida ¡Pam no eres la heroína de una película! – Grito – y sin embargo te comportas como tal.
- No soy yo la que vive en una película, eres tú. ¿Has visto lo que hay alrededor? Solo hay muerte y monstruos y sin embargo eres tu el que se comporta como si vivieses en un mundo aparte, te recuerdo que hace tan solo un momento me has pedido que fuésemos a casa a cambiarnos ¿y que mas Vic? ¿Cenamos como si nada y hacemos el amor? -Pam se acercó más a mí y terminó diciendo – Das pena.
Pam se pone alerta y levanta la escopeta por un momento creo que el fervor del momento le ha dado la idea de dispararme así que me alejó pero cuando me muevo veo que detrás de mí hay una docena de zombis que se mueven de forma rápida, tal vez por el apetito. Pam comienza a disparar y consigue volarle la ca
beza a dos zombis sin embargo los otros parecen no inmutarse y continúan con su ritmo acelerado.
-¡Vámonos de aquí! – me grita Pam que ha dejado de disparar porque no tiene más munición.

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persecución


Pam y yo nos hemos escondido en una de las casas del vecindario, creo que nos hemos librado por un tiempo de la jauría de zombis hambrientos y pestilentes. El hedor a descomposición llega hasta mis orificios nasales y una vez más provoca en mí una necesidad inmediata de vomitar, esta vez no puedo contenerme, giro la cabeza para no manchar a Pam y vomito lo último que había comido.
-No podía aguantarlo más –conseguí decir.
-No tenemos munición – dudo si se ha dado cuenta de la pota que acabo de echar.
-Ya lo he visto- aseguro con cierto odio.
-Debemos controlar más nuestros fluidos – bien al menos se refería a “nosotros”
-¿Dónde podemos conseguir más munición?
-podríamos despistarlos con cocteles molotov, en esta casa hay botellas de alcohol- la desconocida Pam me miró con aprobación, te echo de menos Pam.
-Vic – articuló – lo de hace un rato…- di la palabra las aceptaré encantado – no voy a disculparme por decir la verdad.
-¡Qué! Me dolió lo que me dijiste – estallé - ¿Qué hago, actúo como si nada?
Pam niega con la cabeza y al mismo tiempo mueve su cabello oscuro.
-No, si quieres puedes irte.
-¿Y dejarte sola? Ni hablar.
-¿por qué no quieres dejarme sola? – seguro que ahora me dará el discurso de que puede apañárselas sin mí y otra vez de vuelta a lo mismo.
- He comprendido que no necesitas a nadie, es más, me ha quedado clarísimo, pero debemos estar juntos para hacer frente a los zombis y cargárnoslos.
-No va a ser tan sencillo – siguió.
La situación me estaba jodiendo considerablemente así que cogí una botella de vodka que había en la casa, me rasgué la manga de la americana y la hice añicos, después la metí en el vodka ahora solo me faltaba el mechero así que rebusqué en el bolsillo del pantalón y apareció uno, corrí a la entrada del chalet y entre los coches accidentados había cuatro zombis que me divisaron y nada mas verme vinieron hacia a mí.
-¿Quieres comerte mi cerebro cabronazo? – Le grité – pues antes entra en calor.
Lancé la botella con todas mis fuerzas y al impactar en el suelo comenzó a arder, no había dado a los cuatro zombis pero si a un par de ellos. Pam me ha agarrado de la mano y ambos corremos hacia la puerta de atrás.